CÁNCER DE MAMA Y EMBARAZO
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente diagnosticado durante el embarazo. Cada vez es más frecuente, ya que la mujer, por diversos motivos, tiende a quedar gestante cada vez con más años y la frecuencia del cáncer de mama aumenta con la edad.
En mujeres menores de 50 años la incidencia del cáncer de mama en gestantes, oscila entre un 0´2 y un 3´8%, pero si la edad es inferior a los 30 años puede llegar a alcanzar el 20%, incluyendo a aquellas que lo tienen en el primer año post – parto.
El embarazo, entre los 3 y 7 años después del mismo, incrementa transitoriamente el riesgo individual de padecer un cáncer de mama, aunque a la larga, desarrolla un efecto protector. El cáncer de mama es menos frecuente en mujeres que han tenido varios partos y en aquellas que han tenido el primer embarazo ante de los 20 años.
El signo más frecuente de sospecha de un cáncer de mama en una embarazada es la detección de un nódulo, pero debido a los cambios de la mama durante el embarazo, el diagnóstico puede retrasarse dos meses o más, con lo que ello significa para la progresión de la enfermedad.
Para el diagnóstico se emplea la exploración clínica (palpación), la ecografía, la mamografía (se puede realizar con un protector abdominal), la resonancia magnética y la biopsia.
El tratamiento de un cáncer de mama durante el embarazo debe ser llevado a cabo por un equipo multidisciplinar integrado por ginecólogo, oncólogo, pediatra y patólogo. Aunque la interrupción del embarazo pueda ser una opción a considerar, llevarla a cabo no ha demostrado que mejore los resultados.
El tratamiento quirúrgico se puede realizar en cualquier momento del embarazo, ya sea radical (mastectomía) o conservador así como el vaciamiento axilar o la biopsia del ganglio centinela. En cuanto a la radioterapia, hay cierto consenso en que se puede aplicar durante el primer y segundo trimestre de la gestación, pero no en el tercero.
El uso de la quimioterapia durante el primer trimestre de la gestación aumenta el riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal y malformaciones, por lo que no se debe llevar a cabo en este periodo, pero durante el segundo y tercero se puede administrar con relativa seguridad, aunque si es posible, se debe post - poner hasta el final del tercer trimestre.
La supervivencia del cáncer de mama no se afecta por las semanas de embarazo en que es diagnosticado y tratado si se igualan en edad, el estadio y otros factores pronósticos y el hecho de haber padecido un cáncer de mama asociado al embarazo no modifica el seguimiento clínico posterior.
dos años si el tumor fue infiltrante y un año en los carcinomas “in situ” en las mujeres jóvenes. A las mujeres perimenopáusicas se les aconseja evitar el embarazo.
Conclusión: un cáncer de mama en el embarazo se puede tratar con buenos resultados para la mujer y su feto.
Dr. Francisco R. Blanco Coronado
Ginecólogo
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